Y las cenizas ya se encienden
a tu silencio de alas renaciendo
mientras vuelve el viento al anudado
si perduran esos ecos
Y las cenizas ya se inflaman
cada vez que cero de mis ojos
la llamada numerosa
a los tuyos negramente
ya clavados y encordados.
Ya nos ata nuevamente
la llamada
llamarada.
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